jueves, 30 de julio de 2015

SOLICITANDO UN CUARTEL DE LA GUARDIA CIVIL – 1921.

1º cuartel GC- La Puebla de Sanabria.
          “Puebla de Sanabria es cabeza del partido de su nombre. Se halla al límite de la provincia de Zamora, en región fronteriza. Excusado es decir que cuenta con Juzgado de instrucción.
           Pues bien: ¡carece de puesto de la Guardia Civil¡
           ¿Podrá continuar un día más así, señor ministro de la Gobernación?       

domingo, 26 de julio de 2015

Costumbres Cervatas: El veraneo, las tordas y la morera - 1921.

           El corresponsal de El Noroeste Zamorano en Villardeciervos nos decía en el número anterior que ya había empezado a llegar  la colonia veraniega, lo que nos va a servir de base para el desarrollo de esta crónica.




            Muchos han querido o intentado cantar las infinitas bondades del clima de que Dios ha dotado a nuestro país, y otros tantos han sucumbido por una atrofia grande, que ofusca la imaginación del que quiere tratar de describir cosa tan magna como maravillosa.

            No pretendemos ahora caer en ese camino, lleno de zarzas para nuestra humilde pluma, y por eso hacemos un alto oportuno, que utilizamos de puente para pasar a nuestras costumbres.

            La colonia veraniega, y algunos que se suman a ella, cultivan con preferencia, entre todos los deportes, la caza, y de ésta, la de la torda.

            También se dan casos, pero poco frecuentes, de ir por la noche a coger la alpabarda, que, al decir de los que se divierten con esta broma, cabalga por las alcantarillas de la villa y suele aparecer, sobre todo a los incautos, después de las doce de la noche. El sistema más corriente para esta caza es proveerse de un saco de arpillera y aguardar, después de la hora conocida, en las bocas de las gateras, como las llamamos los cervatos; y, en verdad, no es impropio el nombre, ya que las tales alcantarillas son el refugio de los infinitos gatos que allí existen.

            Ya sabemos que existe una ley que prohíbe matar a los pájaros; pero por encima de las leyes están las costumbres –dijo un semisabio contemporáneo-, y para este solo caso estamos de acuerdo. No habría fuerza pública que rompiese la costumbre que tienen los veraniegos de Villardeciervos de salir, con una escopeta bien equipada, a matar tordas en los castaños, y menos aún si el lugar donde se practica ese deporte es en la vetusta Morera, enclavada en el centro de un huerto que está a pocos metros del caño pequeño, donde afluyen numerosos mirlos. Es propiedad de una señora de la que, aún después de muerta, se recuerdan sus ejemplares cualidades, que nos está vedado decir a nosotros, porque nos unen vínculos tan grandes, que su sangre es la que corre por nuestras venas.

            Son deliciosos ese madrugar y esos momentos de emoción al hacer la puntería.

            Y ya que hablamos de la Morera de las tordas, que representa algo histórico, una tradición cervata, queremos aludir al corresponsal de este periódico, que es algo más que amigo nuestro, para que desmienta en una de sus amenas crónicas la noticia que se ha propagado acerca de la desaparición de la famosa Morera.

            El marqués de Valdarcos también se contará este año entre los de la colonia veraniega, y con su escopeta irá a la caza de las tordas, haciéndose participe de esas excursiones, que cada día recordamos con más agrado. No pasaremos todo el verano, porque está reñido con nuestros quehaceres; pero si disfrutaremos una semana, acaso dos, de los encantos que aún perduran en nuestra imaginación, que no han podido borrar la docena de años que ha transcurrido desde nuestra última visita.

            ¡Con que placer esperamos la hora de llegada a nuestra tierra bendita¡ A nuestra tierra que nos vio nacer y nos sirvió de cuna, cubriéndonos con los pliegos de su manto maternal hasta que, mayores, nos señaló el camino que debíamos seguir, convencida de que ella ya nos había dado cuanto podía: la salud, y con ésta, más allá, había algo que nos sería beneficioso, en pos de lo cual la dejamos, acaso con alguna ingratitud de las muchas de que está plagada la humanidad.

            ¡Bendita tierra cervata¡ ¡Para ti guardamos en nuestro pecho un imperecedero recuerdo¡ ¡Quién acertará a cantar tus grandezas y tu historia llena de blasones y orlada con la enseña gloriosa del trabajo, que también es noble¡


                                                           El Marqués de Valdarcos.